Resumo

Es común pensar que el deporte es una de las expresiones más elevadas del juego. Lo que se pretende en este ensayo es ponerlo en duda y aportar elementos dirigidos a demostrarlo, por supuesto no de manera concluyente, pero si de manera verosímil. La idea es dejar abierto un espacio de debate y discusión, con el ánimo de promover la reflexión alrededor del fenómeno deportivo, tal como lo establece uno de los objetivos del congreso.
Para el ensayo se recurrirá a la analogía como medio y se hará con el binomio, deporte – juego, noviazgo – matrimonio, entre los cuales hay sorprendentes similitudes. Siguiendo a Sponville, la analogía permite pensar lo impensable, o aparentarlo, por eso no sirve como prueba, pero gracias a las semejanzas, correlaciones y proporcionalidades propias de ella y encontrados en los binomios presentados, es posible introducir contradicciones en la común afirmación. Deporte y matrimonio más que expresión elevada del juego y del noviazgo, significan su extinción. Lo que inicialmente es espontaneo al pasar a su versión seria se torna obligatorio, del poder terminar cuando se quiera se pasa a la ominosa espera, del no querer ser visto se pasa a la invitación abierta, de las reglas acordadas para cada encuentro se pasa al taxativo reglamento, de una actividad que busca la igualdad se pasa a otra que busca el dominio. Son tantos los cambios que en realidad juego y noviazgo desaparecen para abrirle campo a sus verdugos. Curiosamente todos pasan del uno al otro convencidos de que esa es la mejor evolución de su estado de fruición, las sorpresas no se hacen esperar.
Entre otros, los medios se han encargado de naturalizar las contradicciones enunciadas disfrazándolas con características y resultados discutibles, haciendo necesaria la reflexión sobre el tema y la búsqueda de salidas posibles.
 

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