Resumo

El cáncer de mama es una de las neoplasias malignas más frecuente en la mujer. Es el segundo cáncer más habitual y el más común: 4.7 millones de diagnosis y 502.000 muertes anuales en el mundo (Marxfeld, Staedtlerb, & Harleman, 2006) de las cuales más de la mitad de los casos ocurren en países industrializados. Los datos más recientes de la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) con relación a la morbilidad mundial del cáncer de mama corresponden al 2002; en ese año, el IARC calcula que se diagnosticaron aproximadamente 1.150.000 nuevos casos y hubo aproximadamente 411.000 defunciones por esta causa (Parkin, 2011).
La actividad física es un factor con gran potencial para modificar el riesgo del cáncer de mama y se ha asociado a un riesgo disminuido entre mujeres premenopausicas y postmenopáusicas (McTiernan A, 2003). La idea de la relación entre actividad física y cáncer no es nueva; Rammazzini hace 300 años sugirió que la actividad física tenía un papel en la etiología del cáncer humano(Inger Thune & Furberg, 2001), y en 1922 aparecen los primeros estudios epidemiológicos que indican el rol de la actividad física en la prevención del cáncer (Lee., 2003).
Sin embargo, hasta el momento no se conocen con precisión los mecanismos de acción biológicos del ejercicio sobre el cáncer de mama. El propósito de este estudio es e identificar las posibles hipótesis que se plantean de los mecanismos de acción biológicos del ejercicio sobre el cáncer de mama.
 

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