Resumo

El texto utiliza la metáfora del “cuerpo saludable que se (des)constituye” como punto de partida para abordar críticamente la ambivalencia insertada en los discursos contemporáneos sobre la vida saludable y el sedentarismo. Se argumenta que la racionalidad tecnocientífica hizo emerger una ‘economía de las verdades’ que, en la perspectiva de conducir a estilos de vida seguros, ha prescripto un ideal normativo de autodisciplina generador de angustias y de consumo. En la producción hegemónica de esos regimenes de verdad, el sedentarismo se presenta como conducta de riesgo a la salud, igualando a la falencia moral e inaceptable falta de cuidado consigo. Se discute en definitiva, que esas estrategias reguladoras, tomadas como dispositivos biopolíticos, apuntan fuertemente en los procesos de modulación subjetiva de nuestras creencias y nos han distanciado de una noción de salud socialmente posible.

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