Sobre
INTRODUCCIÓN
La concepción positivista del deporte continúa siendo el soporte de la unanimidad social existente en la visión-acción de lo deportivo y de la formulación-ejecución de la política pública deportiva de los Estados nacionales. El positivismo:
• Considera que el deporte es apolítico, neutral, inofensivo, transparente, igualitario, fraterno, es un fenómeno natural y eterno, intrínseco a la naturaleza humana, ha existido y existirá siempre.
• Concibe el deporte moderno (surgió con los JJ.OO.) como derivación automática del deporte antiguo (JJ.OO. Antiguos) y creación individual, producto del esfuerzo, voluntad, dedicación, sacrificio y trabajo del Barón Pierre de Coubertin.
• Considera que, en tanto fenómeno positivo, el deporte no puede ni debe ser sometido a ningún tipo de cuestionamiento de fondo teórico-conceptual; sus problemas son concebidos como distorsiones corregidas por su propia dinámica, puede discutirse la forma, más no el fondo. Por lo tanto, lo necesario e importante por estudiar de él son sus aspectos técnicos, estadísticos y físicos, con el objetivo de mantener y reforzar su carácter positivo.
El positivismo se expresó -y todavía se expresa en buena medida- en la academia con la ausencia del fenómeno deportivo como objeto de estudio desde la Sociología Política: no suele formar parte de los curriculum de las Escuelas de Sociología, ni ser motivo de análisis en los Centros e Institutos de Investigación Sociológica. Esta conducta es la consecuencia práctica del razonamiento positivista: como el deporte es síntesis de virtudes y perfección, no era ni es necesario estudiarlo, si es un fenómeno tan obviamente positivo, de hecho y de derecho provechoso, no tiene nada o muy poco que estudiarse en términos políticos, y mucho menos cuestionarse