Resumo

En este articulo se defienden tres tesis. La primera podría formularse diciendo que lo verdaderamente característico de la modernidad tardía, del “final de trayecto” en el que vivimos, no es tanto la muerte de Dios cuanto la crisis del hombre, de lo humano. La segunda sería que esta crisis del hombre (o del sujeto) hunde sus raíces en el romanticismo alemán y resurge en la filosofía de Nietzsche, alcanzando su apogeo en la Viena de principios del siglo XX. La tercera diría: no es posible pensar la educación sin alguna idea de sujeto, pero tampoco se puede pensar el sujeto al margen de la crisis de la modernidad, de su ocaso moderno.