Resumo

Las diferencias y desavenencias interregionales en América Latina no son nuevas, como tampoco lo son las intenciones de repararlas o mejorarlas a través de diferentes medios e instancias filtradas en la política, la economía, la cultura y el deporte.
En los primeros treinta años del siglo XX se presentaron diferentes problemas entre los países liberados por Simón Bolívar, la guerra entre Colombia y Perú en 1932-1933 fue uno de ellos. Por otra parte y al mismo tiempo se introducían los deportes modernos como medio de integración de los diferentes países de la región a las corrientes globales de modernización de la época. Al deporte se le consideró como uno de los mecanismos más eficientes para promover la salud, la educación, la entretención de la población y lo que en aquello años se interpretaba como un medio necesario para “mejorar la raza” y se descubrió en él un importante elemento generador de paz en las ciudades, las regiones y las naciones y, con esto último, propulsar de manera positiva las relaciones internacionales. Es entonces el objetivo de este ensayo ver hasta qué punto se logró esto en los primeros Juegos Deportivos Bolivarianos realizados en Bogotá, la capital de Colombia, y cómo se percibió este evento internacional por las diferentes naciones participantes en estas justas. Al mismo tiempo, y como objetivo patente, los juegos buscaban propulsar el deporte en la región bolivariana, que se encontraba rezagada con respecto al cono sur y Centroamérica en esta materia. Hasta qué punto esto último se hizo evidente, es otra de las preguntas necesarias que busca resolver esta ponencia.
 

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